Revista Nº 7
1- Alejandro Alandra está estable.

Alejandro Alandra sufrió un accidente en moto el viernes pasado.
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Sigue hospitalizado aunque fuera de peligro. El viernes se dirigía a la inauguración de la exposición de Gustavo y chocó contra un camión de la basura. Lo ingresaron en la unidad de cuidados intensivos del Hospital Clínico y poco después fue trasladado al Hospital del Mar. Por suerte no hubo más heridos. Lamento que en plena inauguración os pidiéramos que os fuerais. Supongo que sabréis comprender. Os agradecemos los gestos de apoyo y de preocupación por la salud de Alejandro. Tiene varias costillas rotas al igual que la pierna izquierda, le han extirpado el bazo... Pero los médicos aseguran que va a salir de esta y que en un par de meses volverá a ser el de antes. Os recordamos que la exposición fotográfica y el vídeo de vídeo-arte podréis verlo en Giróscopo Galería de Arte hasta el 8 de enero. En compensación por cerrar la galería a medio acto, seréis agasajados con una copa de cava durante todo el periodo de exhibición. Muchas gracias. Disculpad las molestias.
2- Cápsula 23. Gustavo Gambela nos habla de su teoría del amor.

La teoría de Gustavo algo de cierto debe de tener. Pero ¿cómo transmutar el plomo en oro? ¡Hace falta ser alquimista! ¿Con quién se arrejunta el helio? Vaya lío.
3- Cápsula 24. ¡Tomasa está contentísima con su nueva vida! ¡Bravo, Tomasa!
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Tomasa enamorada y agradecida a la vida.
4- Hoy me he enterado de una gran noticia: A todos esos inmigrantes sin papeles los meten en una prisión especial y luego los deportan a sus países.

No todo funciona tan mal como parace.
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Me he comprado un móvil por internet, se lo he comprado a un indio por cuatro duros. Luego hay quién se queja de la globalización, el liberalismo, etc... La cuestión es que me lo ha traído a casa un mensajero cuando yo no estaba, tres veces consecutivas. Ni una llamada perdida, ¿para qué? Al final he tenido que ir yo a buscarlo a un almacén en la quinta hostia a La Zona Franca. Me he puesto las calzas, las bambas y me he ido haciendo footing. Al menos aprovechar el viaje. He llegado al polígono, me he perdido, y al girar una bocacalle me encuentro una especie de cárcel, llena de policías. Por partes se veía el interior, había negros, moros, sudacas... lo normal entre delincuentes. Le he preguntado a un guarda que andaba por la acera fumando un cigarrillo qué era aquello. El pobre me ha confundido al verme sudado y en chandal, y con acento extranjero... Me ha pedido que me identifique y en seguida me ha pedido disculpas, claro, ha visto que tengo residencia especial, que era una personalidad.
Su temperamento me hacía recordar a mis compañeros del KGB, sobrio, serio, campechano cuando te toma confianza.
Resulta que hay unas cárceles para inmigrantes sin papeles por toda España. Les llaman CIES (Centros de Internamiento para Extranjeros). Los pillan, los meten en el agujero sesenta días y luego, la patada, a tomar por culo, a tu país. Por cómo se medio sonreía el guarda, parece que les hacen pasar las de Caín. Esto es como con los perros, si quieres que te obedezcan, si son rebeldes, les has de doblegar, castigar, hacer verles quién manda. ¿Acaso no son rebeldes? ¿delincuentes?, unos tíos que son capaces de esconderse como ratas debajo de un camión, o cruzando de noche el estrecho como cobardes. Esa gente no tiene escrúpulos ni dignidad, viven de la mentira y del engaño cuanto menos.
Parece ser que el gobierno no quiere que se hable del tema porque los progres y los mariconplejines (como diría mi admirado Jimenez Losantos), saldrían a la calle con una flor en la mano a parar el tráfico.
¿Qué hay que permitir? ¿que sólo se vaya del país la gente mejor preparada?
Yo, como creo que es algo bueno, quiero difundirlo. En una época que sólo se dan malas noticias, dejad que os alegre los oídos.
Por cierto, el teléfono es una maravilla, y vaya pantallote.
Su temperamento me hacía recordar a mis compañeros del KGB, sobrio, serio, campechano cuando te toma confianza.
Resulta que hay unas cárceles para inmigrantes sin papeles por toda España. Les llaman CIES (Centros de Internamiento para Extranjeros). Los pillan, los meten en el agujero sesenta días y luego, la patada, a tomar por culo, a tu país. Por cómo se medio sonreía el guarda, parece que les hacen pasar las de Caín. Esto es como con los perros, si quieres que te obedezcan, si son rebeldes, les has de doblegar, castigar, hacer verles quién manda. ¿Acaso no son rebeldes? ¿delincuentes?, unos tíos que son capaces de esconderse como ratas debajo de un camión, o cruzando de noche el estrecho como cobardes. Esa gente no tiene escrúpulos ni dignidad, viven de la mentira y del engaño cuanto menos.
Parece ser que el gobierno no quiere que se hable del tema porque los progres y los mariconplejines (como diría mi admirado Jimenez Losantos), saldrían a la calle con una flor en la mano a parar el tráfico.
¿Qué hay que permitir? ¿que sólo se vaya del país la gente mejor preparada?
Yo, como creo que es algo bueno, quiero difundirlo. En una época que sólo se dan malas noticias, dejad que os alegre los oídos.
Por cierto, el teléfono es una maravilla, y vaya pantallote.
Dr. Xiwuixenko
4- Cápsula 25. Erme se ha propuesto que Tomasa gane masa muscular.
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¡Venga ejercicios aeróbicos! de esos agradables y divertidos...